Daisypath Anniversary tickers

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domingo, 20 de abril de 2014

Cuidar el alma para sanar el cuerpo

Hoy recibí una llamada telefónica que me alegró inmensamente el día. Era una paciente que alguna vez atendí en el hospital, estuvo hospitalizada por espacio de 1 mes en el cual forjamos una linda amistad siempre guardando el respeto de una relación médico-paciente, aunque debo admitir que me cuesta mucho no involucrarme emocionalmente con cada paciente que llega a mí pero hago mi mayor esfuerzo. El caso de ella fué muy especial, desde el primer día cuando apenas estaba recaudando los datos para llenar la historia clínica de su ingreso, ella sintió en mí el apoyo que necesitaba y entre lágrimas me habló del reciente fallecimiento de su esposo aún cuando eso no era parte del interrogatorio. Yo no hice más que escucharle atentamente y colocar mi mano en su espalda en señal de comprensión. Tardé mas de lo habitual en completar la historia clínica motivo por el cual recibí un reclamo del médico de guardia pero mi corazón estaba en paz porque cuidar y sanar el alma también es parte de la medicina. Durante su estadía en el servicio, conversamos en varias oportunidades por largo rato, quisiera decir que el suficiente, pero mentiría pues entre ocupaciones y escaleras pasan las horas de manera muy rápida y establecer relaciones con las personas hospitalizadas se hace cada vez más díficil. He tenido que asistir horas extra al hospital para reponer mi ausencia emocional y aunque eso reduce mi tiempo libre, me llena de felicidad. 

Juntas hablamos mucho acerca de Dios, ella es cristiana y acostumbra participar activamente en la iglesia, sin embargo, estaba pasando por un momento de depresión y le vino bien hablar y desahogarse. El quebranto nos acerca al Padre.

Con ella aprendí muchísimas cosas. Una de ellas es que la enfermedad puede ser una iniciación. Estar enfermo lleva al paciente a un estado de reflexión profunda acerca de la manera en que ha llevado su vida y cómo desea conducirla a partir de ese momento. Estando hospitalizado hay muy pocas cosas por hacer y es por ello que se puede dedicar el tiempo a escucharnos a nosotros mismos y replantearnos nuestros objetivos. Al mismo tiempo comprendí que no es posible considerar el cuerpo como un objeto inconexo de la vida, sino como la propia alma manifestándose a través de los sentidos. Esa paciente estaba enferma producto de sus emociones, cómo supone un médico curar a un paciente si no sabe nada de su alma, sus problemas y su carácter?

Es por ello que comprendo que el médico que piensa que lo sabe todo nunca conectará con sus pacientes. Pero cuando se da cuenta de que puede relacionarse mejor con ellos, abandona la necesidad de omnisciencia y se relaja lo suficiente para relacionarse con las personas desde el nivel de la imperfección y limitación. 

Sentir la llamada para hacer éste tipo de trabajo marca el inicio de una dimensión espiritual. No se está sólo trabajando, ni se es sólo un técnico. Todo tu ser está implicado en tu misión y la gente lo percibe en el aire que te rodea. 

Durante nuestra conversación telefónica, ella expresó sus palabras de agradecimiento conmigo y textualmente dijo "El amor con el que fuí atendida por tí y el Dr. me sanaron". En ningún momento mencionó aquel diurético que se le administró para disminuir su derrame pleural, o la antibioticoterapia aplicada para su neumonía. Dijo también que oraba por mí y por la persona que yo amaba, que una vez le comenté estaba esperando, para que nuestro encuentro fuese pronto. Me regaló un millón de bendiciones y un Dios guie sus pasos como despedida.

Ella pensó llamarme para agradecerme, pero lo que no sabe es que soy yo quien está agradecida con ella y siempre lo estará, por todo lo que su presencia me enseñó. Se que sus oraciones están contribuyendo al encuentro que algún día Mami y yo deberemos tener. 

No me queda duda de las muchas deficiencias que el sistema de salud tiene en relación a tratar holísticamente un paciente entendiendo que es cuerpo, alma y espíritu. Pido a Dios que me permita seguir actuando con amor sin transformarme en un ser inmutable y despota como el que el mundo de la medicina está acostumbrado a crear. Momentos como éste dan fuerza para marcar la diferencia.

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