El
encuentro con Dios es como una bocanada de aire fresco cuando estás muriendo
ahogada. He tenido la oportunidad de vivirlo muchas veces y Dios en su inmensa
misericordia me ha recibido siempre con brazos abiertos para llenar mi vida del
modo que solo Él puede hacerlo.
En el
camino he cometido muchos errores y por temor y vergüenza muchas veces no
regresé a casa, sin embargo, El siempre encontró la forma de llegar a mí, tal
como hoy ha llegado a ti.
Nada me
alegra más que verte inmersa en las maravillas que Nuestro Padre tiene para
ofrecer, por eso mantengo la distancia apropiada respetando y entendiendo que
es momento de ustedes dos y que en mi condición de humana no debo ni quiero
interrumpir tu proceso.
Hoy decidí
volver a escribir en este blog que desde el 2012 se encuentra olvidado, y es
así porque nos separamos en cuerpo pero aunque tú no lo sepas, en alma seguimos
juntas.
Está sucediendo eso de lo que tanto hablamos amor, esa distancia
necesaria para entender que nacimos para estar juntas.